¡Por fin llegó el día!
Antonio se despertó feliz.
-¡Por fin! ¡Por fin llegó el día!- gritó entusiasmado.
Ya tenía todo listo desde hacía mucho. Estaba muy ansioso. No podía quedarse quieto.
Su Abuela le preparó un desayuno especial: leche chocolatada y pan casero con mermelada de duraznos,
¡su preferida!
El abuelo le repitió por millonésima vez los mismos consejos.
-¡Sí! ¡Sí, abuelo! Quédate tranquilo. Me voy a portar bien, abu. Mejor nos vamos. Se nos hace tarde.
Le pareció que el abuelo manejaba muy despacio.
Apenas llegó soltó la mano de su abuela, que en vano lo llamaba, y fue a saludar a algunos chicos conocodos en el barrio.
El abuelo le pidió a u fotógrafo que le sacara algunas fotos, pero el muchacho tuvo que hacer malabarismos para tenerlo quieto treinta segundos.
Antonio estaba feliz. Le gustó todo...bueno, todo menos que la maestra le pidiera varias veces que se sentara en su lugar y que se callara un poco.
En el recreo corrió y corrió por todo el patio con sus amigos de antes y con otros nuevos.
Trabajar en la carpeta fue fácil.
Definitivamente la escuela iba a ser muy entretenida.
Para conversar luego de la lectura.
1.- ¿Cómo se sentía Antonio el primer día de clases?
2.- ¿Con quién vivía el protagonista de esta historia?
3.- ¿Cómo llegaron a la escuela?
4.- Por lo que cuenta la historia...¿cómo era Antonio?
5.- ¿Cómo te sientes tú en este primer día de clases?
6.- ¿Qué esperas de este año escolar?